Desde hace varios meses viene cada tantos días a la librería un señor muy educado, de perfil bajo, ingeniero jubilado, que parece tener alrededor de ochenta años de edad. Lleva libros de ingeniería química y otros relacionados. A veces conversa algo con nosotros, en forma muy pausada y amena, da gusto escucharlo, y entre otras cosas nos cuenta que se divorció hace poco y quiere ahora emplear su tiempo en hacer algo que tiene en «el debe», montar una pequeña industria… ¡Aleluya!
En la página 216 de «El vendedor de libros», después de varias anécdotas relacionadas con la superación de obstáculos, se comenta… “¿Cuál de las edades quiere saber… Sigue leyendo