26 de agosto de 1979 – «El vendedor de libros» o «El tigre enjaulado»

‎Precisamente, un día como hoy hace treinta y cinco años, después de «patear» las calles sin parar durante diez años, por fin abrimos al público un muy humilde local. El letrero de la calle Colonia 1567 indicaba «M.R.Losa-Libros Técnicos». Una gran ilusión y muchas penurias. Casi toda la historia, siempre queda algo más para contar, se encuentra en «El vendedor de libros», cuyo título bien podría haber sido «El tigre enjaulado», porque eso era lo que parecía un servidor. Acostumbrado a la búsqueda callejera, con todos los devenires circunstanciales que se presentaban, de todo tipo y color, esperar por los clientes me desesperaba. Ciertamente, parecía un tigre enjaulado.
Flor_Mejorando tus días_

«O vendedor de libros», 1ª edición, en galego… «El vendedor de libros», 3ª edición en castellano, Losa Ediciones. Imperdible, emotivo, real como la vida misma, profusión de anécdotas y personajes. El pasado reciente «se desnuda» a través de sus páginas, de tal forma que, por momentos… es como «para reir a carcajadas», o en la siguiente página… para reflexionar profundamente.

«A leitura é uma fonte inesgotável de prazer mas por incrível que pareça…»

Copiado del Facebook… «O vendedor de livros» que también tiene un blog con el mismo título.

 Simples «cosas de la vida» en las que a veces no prestamos demasiada atención, pero suceden. La búsqueda de la independencia laboral y… ¡el precio que se debe pagar por esa osadía! Las preocupaciones por la familia, los pequeños hijos; los escasos logros, dulces como si fuesen grandes éxitos; las traiciones inesperadas, abruptas, también la solidaridad espontánea, casi al mismo tiempo, pero claro, surgiendo desde diferentes ángulos y personajes distintos.

  • Como dice Xurxo Bértolo, mi amigo gallego, el fino artista que diseñó la cubierta y demás detalles de la 3ª edición y escribió la contratapa: «… El mundo de la letra impresa lo enredó y ya nunca pudo escapar de sus encantos ni de sus miserias. Un libro repleto de anécdotas llenas de emociones, unas veces cómicas, otras trágicas, y otras cargadas de esa savia reflexiva que caracteriza a las personas a las que la vida las ha modelado a través del esfuerzo y la tenacidad. Sus aventuras infantiles en Santiago de Compostela se mezclan con maestría con crónicas de su historia contemporánea que, a la postre, compartirá con la de cientos de miles de emigrantes en un Montevideo muy influido por las consecuencias de las guerras de Europa. El autor ha aprendido mucho de su oficio, mayormente de manera autodidacta, pues esta profesión lo armó, entre otras herramientas, con técnicas de venta, con recursos sicológicos contra los contratiempos, con la ilusión a través de la superación y, además, con el compañerismo entre colegas de diversas latitudes… Aquí, el lecor encontrará una historia sincera que rebosa optimismo realista, ese que se alimenta de las sorpresas que la existencia lleva y trae y del buen humor que nos ayuda a digerirlas. Y con la lealtad hacia una profesión que ha definido la vida de muchas personas como el autor, gente marcada por la curiosidad y por el compromiso con la razón y la concordia.»

Pero, bueno… para que voy a seguir contando, mejor será «saborear» las anécdotas que contiene ese libro, mediante su lectura, la cual recomiendo efusivamente.

Charlas sobre la emigración y el «día del libro» en la ciudad de Salto

En la noche de este sábado regresamos de la ciudad de Salto, 500 kms. al norte de Montevideo, donde vivimos experiencias notables. Desde el día miércoles tuvimos encuentros con jóvenes y maestros del Colegio de la Inmaculada y otros dos colegios católicos, en El Ateneo; profesores y estudiantes del CERP -Centro Regional de Profesores-; alumnos y profesores del Liceo Nº 3; integrantes de la Asociación de Inmigrantes. Allí brindamos conferencias sobre dos temas: la emigración y «26 de mayo día del libro en Uruguay». Comentaremos en algún momento sobre la calidez, atención, respeto, cordialidad e interés en los temas tratados, que encontramos en esa preciosa y sobria ciudad del norte de nuestro país.

26 de Mayo – Día Nacional del Libro (Uruguay)

 

Tapa_El vendedor_Tercera121

Y a pesar de todo… ¡algunos «locos» continúan escribiendo libros y otros «cómplices más locos» tienen la osadía de publicarlos!

Un 26 de mayo de 1969, «día del libro», vendía mi primer libro, a un amigo que nunca lo supo hasta que lo leyó en «El vendedor de libros» muchos años después. No imaginaba entonces que yo pudiera llegar a ser uno de esos «locos». Más bien «loco doble» porque también los publicaba.

En un sentido homenaje al «Día del libro» vamos a hacer un breve comentario sobre anécdotas, curiosidades, en fin…  «algunas cosas» relacionadas, ya que existen en este blog notas de los años 2010, 11, 12 y 13, mes de mayo, que se refieren al origen e historia y como ya dije: «por aquello de no repetir…»

Según la «sentencia» de la entrada anterior… «Todo lo que escribas será usado en tu contra»… En vez de «será», más bien diría «podrá ser». Pero, claro, aquella se refería a los tiempos tumultuosos de la época del Santo Oficio de la Inquisición. Ahora es «algo distinto», dije «algo». Pero también se debe andar con mucho cuidado cuando se expresa algún pensamiento, idea, comentario, o lo que sea… por escrito, o se publica un libro, porque «la Inquisición»… ¿existe ahora? Por cierto que no, pero a veces parece como si siguiera existiendo. 

Cuando terminé de escribir «Relato de un emigrante…», me dije «¡nunca más!» Resulta demasiado emotivo «desnudar el alma» al escribir historias acerca de la sensación de desarraigo que produce el hecho de emigrar, sin siquiera pregunarle a uno… «¿qué te parece?» Sí, fue muy difícil terminar de escribir esas «historias», muchas veces tuve que parar, abandonar la escritura por varios días y evaluar seriamente si valía la pena continuar con esa especie de martirio, volviendo a los recuerdos, cada vez más profundos, casi olvidados. Sí, olvidar era lo que la mente ordenaba, el olvido era la protección necesaria para no volver a sufrir con ciertos recuerdos. Entonces el raciocinio me decía «¡no sigas!» Pero hubo dos factores fundamentales que «me empujaron» a seguir -hablaremos de eso más adelante, en cualquier otra entrada-. «Debes continuar con esas historias». Parecía un mandato, me despertaba muy temprano en la mañana, me ponía a escribir y los recuerdos fluían como agua de un manantial. El nudo en la garganta aparecía de vez en cuando, pero lo ignoraba, o eso trataba de hacer, porque… «debes continuar…» La voz interior era la que ordenaba. Pasado el trance, después venía la calma.

«El vendedor de libros» me hizo faltar a la promesa, bien pronto. Un cliente, amigo, profesor universitario, «me conminó» a escribir sobre ese tema. «¿Otra vez a los recuerdos?» Si bien éstos eran de otra época, también la emotividad «anduvo a caballo» todo el tiempo. Alivió la situación ciertas anécdotas cargadas de humor. Como bien digo a veces: «Este libro es para reflexionar acerca del afán de una independencia laboral. Tropezar cuarenta veces con la misma piedra. Caer y volverse a levantar. A veces hasta ronda por allí la ingenuidad y dan ganas de reir, otras veces… todo lo contrario.

¿Y con «Desde el otro lado del mar. Los regresos del emigrante»? Eso sí que fue faltar rotundamente a la promesa, pero había una disculpa… ¡fue un caso de fuerza mayor! Ciertamente no pensaba escribir sobre el tema absolutamente nada más que tuviese relación con experiencias propias. Pero ocurrió. Sí, después de tanto deambular en mis continuados regresos al pueblo que había abandonado en busca de afectos, amigos de la infancia, de mi barrio, de la Escuela de los Hermanos… ¡Vaya! Como se titula uno de los capítulos… «¿Casualidad… Causalidad? El caso es que cincuenta y cinco años después, a raiz de un hecho fotuito relatado en este libro, me encuentro con algunos de los que andaba buscando y muchos más que ya ni recordaba, ni algunos de ellos a mí.

Entonces, en la reunión de camaradería que hacen todos los años, a la cual tuve la inmensa fortuna de asistir en el 2008, Oscar Canitrot, «el amigo del milagro», dice unas palabras muy emotivas relacionadas con el reencuentro. Y arranca con… «esta xuntanza es en honor a ti, al que regresa a su casa después de tanto tiempo…» Seguidamente me piden que yo diga algo. Y otra vez, como cuando estaba escribiendo el primer libro, el nudo en la garganta no me permitió expresión alguna y salvé la situación con una promesa… ¡la de escribir ‘algo’! No sabía entonces en el berenjenal que me metía porque algunos de mis compañeros, amigos, uno en especial, me hizo recordar «cosas» que yo tenía archivadas muy en el fondo de la memoria, era como si ya no las recordara, pero Pepe Aguiar las sacó a flote de manera magistral.

Hay allí pensamientos muy profundos que en el momento de escribir «Relato de un emigrante…» no imaginaba que habría de recuperar tiempo después. Y fue difícil, más que el otro, pero una promesa es para cumplirla. Para suavizar las emociones recurrí a contar historias de otros, amigos de aquí, «de este otro lado del mar», respecto a sus experiencias como emigrantes y lo que sentían al volver a su tierra después de mucho tiempo, el encanto y los desencantos. Sí, se cuenta de todo, «verdes y maduras». Pero, sentimos un alivio cuando de pronto nos encontraremos con el último de los capítulos de «Desde el otro lado del mar. Los regresos del emigrante», que lleva por título… «Soñar».

 

Día Nacional del Libro en Uruguay – 26 de mayo

«Todo lo que escribas será usado en tu contra — La escritura es el objeto sobre el cual se inventó ese método de control llamado censura que no solo reprime y restringe las obras sino que también condena a sus responsables directos: los autores.»

En ‘entradas’ anteriores, de mayo 2012, 2013, 2014 nos hemos referido ampliamente al ’26 de mayo – Día Nacional del Libro en Uruguay’, por lo tanto, en homenaje al libro vamos a aprovechar este espacio (y el tiempo) para divulgar una serie de notas que consideramos interesantes, ‘prestadas’ del libro ‘Si te atreves dilo por escrito’, de Valeria García Ferreiro, Editorial Siglo XXI. No es la primera vez que recurrimos a este texto para ilustrarnos.

De hecho, la primera ‘entrada’ de este blog, del 26 de diciembre de 2009, se titula… El por qué de decirlo por escrito…  «Si te atreves… ¡dilo por escrito!… Ese es el título de un libro sabio que descubrí hace pocas semanas. Decirlo por escrito, compromete y si se habla de uno es algo así como desnudar el alma. No cabe duda que es un desafío decirlo por escrito, pero son varios los motivos que pueden influir para que uno se decida…» 

«El castigo exige un responsable — Antes de que el autor fuera reivindicado como propietario legal de su obra, fue reconocido como responsable penal del discurso escrito. Los textos empezaron a tener autores reconocidos como tales en la medida en que podían ser transgresivos.

Cuando la Iglesia y los Estados advirtieron la necesidad de imponer control a la escritura e inventaron la censura, exigieron conocer a quien hubiera producido la obra en cuestión. Porque el texto en sí no puede ser penalizado. A quien se puede juzgar y eventualmente castigar es a quien posea la potestad del material conflictivo, es decir, el autor.

La Inquisición Española publicó en 1612 un Index librorum prohibitorum et expurgatorum. En el documento firmado por el inquisidor general Bernardo Rojas y Sandoval, la categoría de autor y la presencia de nombres propios eran fundamentales para la identificación y designación de las obras prohibidas que estaban divididas en tres categorías: obras heréticas en particular; todos los textos producidos hasta ese momento por autores considerados heréticos; la producción pasada, presente y futura de un hereje.

Los libreros estaban obligados a mandar a los inquisidores dentro de un plazo de 60 días después de la publicación del Index, un inventario de los libros que debían tener clasificados en sus almacenes según el orden alfabético de los apellidos de sus autores.

La noción de autor fue el invento clave que permitió quemar obras y personas, eliminando la difusión de la herejía y la posibilidad de que un hereje pudiera seguir produciendo crímenes escritos.»

«Cualquier error a ojos de la Iglesia Católica en tiempos del Santo Oficio de la Inquisición, solía condenar a la hoguera. Las brujas, las obras herejes y sus autores, tuvieron el mismo destino. Pero ser quemado a causa de lo escrito tenía un significado simbólico particular: el reconocimiento del poder del condenado o de la obra escrita que había producido. Nótese que los autores que alimentaban la hoguera eran todos hombres, mientras que las brujas eran todas mujeres.»

«A las palabras escritas no se las lleva el viento sino el fuego. Sin embargo, las llamas son responsables de que muchos documentos antiguos se hayan conservado hasta nuestros días. La arcilla sobre la que se realizó la escritura cuneiforme, no se destruye con el fuego, se cuece. El resultado es mucho más sólido que la materia prima original. Se llama cerámica.»

«Durante dos siglos, la hoguera del Santo Oficio de la Inquisición se alimentó de textos, autores, traductores y escritores. La Iglesia Católica le otorgó poderes purificantes al fuego con lo que justificaba tan sádico método de ejecución. La víctima no siempre moría por contacto directo con las llamas sino por asfixia y ataque cardíaco producido por el intenso humo del fuego en la pira.»

La Puerta de Alcalá y una situación insólita

Durante varios meses de este año fui invitado a una audición radial para hablar acerca de variados temas generales con anécdotas sobre mis libros como eje principal. Casi todos los jueves por la tarde estuve allí, sin falta, salvo alguna ocasión en la que estaba fuera de la ciudad e igual concretábamos una comunicación telefónica que salía directamente al aire. Todo estuvo muy bien siempre, las anécdotas y comentarios que salían al aire gustaban, al parecer, pues se recibían mensajes de texto alentadores y alguna que otra llamada telefónica, mencionando que les agradaba lo que estaban escuchando. La directora del programa me animó siempre, y me sigue animando pues aún estuve el viernes pasado después de un mes de ausencia.

La verdad es que se trata de una labor muy reconfortante sobre todo cuando se suceden respuestas de la audiencia que demuestran interés. Entonces uno piensa, «bueno, al menos no es tiempo perdido, a alguien le agradan estas historias que se comentan». Por otra parte, aunque en principio se presenta como algo difícil de superar, no lo resulta tanto debido principalmente al entusiasmo que va en crecimiento, pero especialmente a la profesionalidad de la directora del programa que acierta y tiene soltura para formular las preguntas, entonces para el que tiene que responder, «todo va viento en popa». Podríamos decir que la responsabilidad recae en otra persona, o sea quien conduce el programa.

Pero, no por ser verano el tiempo deberá estar bueno, una tormenta se puede presentar en cualquier momento. Una de las últimas veces que concurría a esa audición, a finales del mes de julio, llego a la emisora de radio y veo que la audición estaba funcionando desde hacía varios minutos, pero en la mesa solo estaban los micrófonos, no había absolutamente nadie más. El experiente operador, sin inmutarse lo más mínimo, mantenía la marcha del programa con música, propaganda y algunas entradas de la directora, todo grabado. Yo me quedé parado en la puerta, algo sorprendido, sin saber qué hacer, hasta que el operador me invita a pasar a la mesa… ¡vacía! Solo los micrófonos y yo.

El operador se fue a atender lo suyo. De vez en cuando me miraba a través del cristal y me hacía unas señas que por poco me hacen entrar en pánico. No, no creo que entrara en pánico, ni siquiera estaba nervioso, solo que, de acuerdo a las señas entendía que debería empezar a hablar en cuanto terminara la música. Algo habrá visto en mi semblante porque lo que hizo el operador fue «alargar la música» y rápidamente se acercó a la mesa para darme la explicación que yo esperaba.

«Ah… a la directora le cambiaron el horario en la otra audicón, ya viene en camino, llega en diez minutos.» Quién sabe que cara puse porque cuando se retiraba a su puesto, vuelve para decirme… «En cuanto termine la música, te doy la señal y… ¡tú comienzas!» No esperó a que le preguntase «¿Cómo?» Se fue raudo, sonreía desde el otro lado del cristal, como si todo estuviese normal y se balanceaba al compás de lo que se escuchaba. De vez en cuando hacía una seña que indicaba, según creí, «atención, ya te toca…»

«La Puerta de Alcalá… y ahí está… la Puerta de Alcalá… viendo pasar el tiempoooo. Y ahí está, viendo pasar el tiempoooo…»

Y afortunadamente ahí estaba «La Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempoooo…»

Mientras escuchaba, pensaba en qué diría al encontrarme solo ante el micrófono con qien sabe cuanta gente del otro lado esperando escuchar algo coherente. Y sí, pensaba que diría algo así como… «Bueno, me llamo fulano y estoy aquí, solo, porque la directora aún no pudo llegar y bla… bla… bla…» «¡No!… ¡no!… ¡no! A nadie le interesa que la directora no esté y que tú te llames fulano y que estés solo. A nadie le interesa eso. ¡Inventa otra cosa, algo coherente, simple y si puede ser, que sea emotivo… ¿Entendiste?!» «¡Sí, si!», le respondí a la voz enérgica que escuchaba desde mi interior y me ponía en alerta.

¡Qué suerte! Esa música era mágica. Estaba embelesado escuchándola, cuando de pronto ¡zas! Termina el disco y el operador me hace unas señas aparatosas, siempre con una sonrisa que pretendía transmitir calma, supongo. «Bien, llegó el momento. ¡Al agua ya!» Otra vez la voz interior… Mientras yo pensaba… «Solo frente al Mundo y no sé que hacer.» Y de pronto me sorprendí yo mismo, con una voz calmada que no se acordó de las «buenas tardes», ni de ninguna explicación, en absoluto y fue directo al grano.

«Sí, allí está la Puerta de Alcalá… viendo pasar el tiempo. Sí, allí está, la Puerta de Alcalá…» «Los libros también están allí y aquí y en todas partes, los libros también están viendo pasar el tiempo y al mismo tiempo están viendo las historias que pasan a través de él… Y después, los libros nos cuentan esas historias que ven pasar a través del tiempo…»

Seguidamente, todo sucedió en escasos segundos, al mismo tiempo, el operador cortaba la transmisión, ponía otra vez la misma música, sonreía de oreja a oreja y apuntaba con los pulgares hacia arriba y… la directora del programa transponía la puerta del estudio y me miraba con los ojos grandes como el dos de oros y una amplia sonrisa en su semblante. ¡Ufff!… ¡Qué alivio!

El séptimo «hijo»

Tengo el enorme agrado de anunciar el nacimiento de mi séptimo «hijo», que vio la luz en Lleida, Cataluña, el 19 de agosto pasado. Por supuesto que ya lo conocía antes de nacer pero no estuve presente cuando llegó al Mundo. Nos encontraremos por primera vez el 10 de octubre en Santiago de Compostela, lugar de mi nacimiento, donde tendré el honor y la satisfacción de presentarlo en sociedad.  ¡Bienvenido!

El pasadizo secreto. La última fuga

imprimir ficha enviar a un amigo
Ver primeras páginas
MANUEL LOSA ROCHA
MANUEL LOSA ROCHA
         El pasadizo secreto           La última fuga
Novela de género juvenil atrayente también para lectores de cualquier edad. Describe una época de gran relevancia en la historia de Galicia y, dada la temática, por extensión, de toda España. Algunos de los protagonistas de esta “historia” se ven envueltos en una trama que ayuda a huir del país a perseguidos por el régimen de gobierno franquista debido principalmente a causas políticas. A través de la lectura de estas páginas de ritmo intenso, donde se destaca la descripción de la Compostela del momento, queda de manifi esto la notoria evolución y madurez que adquieren un grupo de adolescentes a medida que van descubriendo la realidad, en la época peculiar de la posguerra. Una última e inesperada fuga, las variadas y atrapantes historias, entre ellas la de un amor juvenil, intenso y problemático, que envuelve a uno de los protagonistas, y su imprevisto desenlace, mantienen vivo el interés hasta las líneas finales.Manuel Losa Rocha (Santiago de Compostela, 1940). Reside en Montevideo (Uruguay) donde ejerce de escritor, librero y editor. Socio fundador del Patronato da Cultura Galega de Montevideo. Miembro del Consejo Directivo del Centro Gallego de Montevideo y Hogar Español de Ancianos. Integra la Comisión Fiscal de la Asociación de Empresarios Gallegos del Uruguay. Integrante de la Banda de Gaitas Irmandade. Entre sus libros destacan Relato de un emigrante, De Santiago de Compostela a Montevideo, El vendedor de libros, El bosque de la condesa, Dos cofres de plata, El bastón de don Nicanor, El Niño ciego, Cinco días en Londres, Cuatro historias de emigrantes, La Galicia de Montevideo, Desde el otro lado del mar. Los regresos del emigrante.

23 de abril – Día Mundial del Libro

Manuel Bragado Rodríguez y 4 más compartieron la foto de Asociación Galega Editores.
David Pintor realizou este marabilloso cartaz para que a AGE promocionase o Día do Libro.<br /><br />
Co gallo da celebración do 23 de abril, Día do Libro, a Asociación Galega de Editores acordou<br /><br />
realizar un chamamento social a favor do libro e a lectura, co fin de que se recoñeza social e<br /><br />
políticamente o papel trascendental que o libro e a lectura teñen no desenvolvemento das persoas e<br /><br />
dos países. Por ese motivo a entidade que representa aos editores galegos fai público o seu<br /><br />
documento estratéxico e elaborou un decálogo de 10 medidas que resume as reinvindicacións do<br /><br />
sector diante das administracións. As institucións públicas teñen a obriga constitucional e estatutaria<br /><br />
de protexer os bens culturais e as industrias que fan posible que eses bens se difundan entre a<br /><br />
cidadanía.

David Pintor realizou este marabilloso cartaz para que a AGE promocionase o Día do Libro.

Co gallo da celebración do 23 de abril, Día do Libro, a Asociación Galega de Editores acordou
realizar un chamamento social a favor do libro e a lectura, co fin de que se recoñeza social e
políticamente o papel trascendental que o libro e a lectura teñen no desenvolvemento das persoas e
dos países. Por ese motivo a entidade que representa aos editores galegos fai público o seu
documento estratéxico e elaborou un decálogo de 10 medidas que resume as reinvindicacións do
sector diante das administracións. As institucións públicas teñen a obriga constitucional e estatutaria
de protexer os bens culturais e as industrias que fan posible que eses bens se difundan entre a
cidadanía.

«Con motivo de la celebración del 23 de abril, Día del Libro, la Asociación Gallega de Editores acordó realizar un llamamiento social a favor del libro y la lectura, con el fin de que se reconozca social y políticamente el papel trascendental que el libro y la lectura tienen en el desenvolvimiento de las personas y de los países. Por ese motivo la entidad que representa a los editores gallegos hace público su documento estratégico y elaboró un decálogo de medidas que resume las reivindicaciones del sector ante las administraciones. Las instituciones públicas tienen la obligación constitucional y estatutaria de proteger los bienes culturales y las industrias que hacen posible que esos bienes se difundan entre la ciudadanía.»

La AEG tiene sobrados motivos para promulgar esta declaración en tono de reclamo legítimo. Conocidas son las dificultades por las que atraviesa el sector en Galicia, en España y el caso omiso de las autoridades que tienen la obligación material y moral de atender las necesidades que correspondan para que no decaiga la difusión de la cultura por medio del libro.

Hoy, Día Mundial del Libro, nos unimos a esa expresión y a la reflexión acerca del inestimable valor del libro en bien de la evolución de la humanidad. Sobra manifestar que la nuestra es una profesión de servicio total, para un librero un editor un escritor, cualquier día de la semana es igual a todos los demás,» nuestro día» es un día más de labor. Hoy, precisamente, rodeados de entusiastas colegas, estamos participando con mucho agrado de las Jornadas Profesionales de la Feria del Libro de Buenos Aires.

Por último, muchas gracias a los que cristalizan nuestra labor… los lectores.

Premio Colegio Cervantes de Montevideo

Mi agradecimiento al Colegio Español Cervantes en la persona de su director Carlos Cambón, recibido el 14 de diciembre de 2012, durante el transcurso de la «fiesta de fin de cursos» realizada en el Club 25 de Agosto. Una satisfacción recibir tal distinción, también el compromiso para la comunicación con alumnos de este colegio, mediante charlas coloquiales, a fin de contribuir a la «animación a la lectura», actividad que tan buenos resultados generó ya en otras aulas.

Foto
Foto
Foto

Presentación de «Desde el otro lado del mar» – FIL 2012, Guadalajara

Con dos amigos en la mesa de presentacion, «mis padrinos», el arquitecto Enrique Valcarcel, mexicano, hijo de don Manuel un emigrante de mi tiempo, de las tierras de Orense (Ourense a terra da chispa), que en 1952 eligió México como su segunda patria. A mi derecha Jorge Luca, uruguayo, que hace veinticinco años, así como don Manuel también él decidió quedarse para siempre en los llanos de Jalisco, la Nueva Galicia como le decían en el tiempo de «la conquista», tierras de gente amable, solidaria, donde la tradición es un culto.
Presentación de "Desde el otro lado del mar" en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2012)

Presentación de «Desde el otro lado del mar» en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2012). De izq. a derecha: Jorge Luca, Manuel Losa y Enrique Valcarcel

La organización de FIL nos otorgó una de las numerosas salas, moderna, provista de un excelente servicio, pero eso sí, en el único espacio posible debido a la gran demanda de salas para las presentaciones de libros que se suceden contínuamente durante todos los nueve días que dura el evento, cada hora en punto desde las tres de la tarde hasta las siete. Y nos tocó un día después de la inauguración oficial, el domingo 25 de noviembre a las cuatro de la tarde.
A mil quinientos metros de altitud, sin la humedad de la costa y con una temperatura de unos 25º, uniforme en esa época del año, otoño… un clima muy agradable, ideal. Pero, un domingo y a las cuatro de la tarde… «Si concurre alguien será un milagro».
Pasados unos minutos de la hora de comienzo les dije a Enrique y Jorge: «tendríamos que empezar pero las principales autoridades aún no llegaron». De inmediato una voz a mi espalda me anuncia… «Embajador de Uruguay, presente… fui el primero en llegar». Al mismo tiempo el cónsul de España en Guadalajara ingresaba al salón.
Fue muy emotivo comentar acerca de la sensibilidad que encierran los temas que comprende el libro que habla de los regresos del emigrante, las expectativas, los desencantos y las sorpresas agradables casi al mismo tiempo, la esencia de los seres de una tierra con espiritualidad aunque algunos hagan méritos como para demostrar lo contrario, el mágico paisaje que se presenta de pronto entre los pinares a través de la costa de la muerte o en cualquier lugar, en fin… Tanto comprendieron la sensibilidad del emigrante y se identificaron en algún aspecto con lo que se comentaba, el embajador, descendiente de emigrantes italianos, como el cónsul, madrileño, como los colegas de las editoriales de León y otros lugares de la Península, así como los integrantes de la Asociación Galega de Editores o los que estaban a cargo del stand de la Xunta de Galicia.
Pero México es tierra de muchas sorpresas y una cultura ancestral y en algunos de esos temas tengo intención en incursionar en las próximas notas. Enrique, en un viaje que hicimos el día anterior a Tequila, la tierra del «agave azul», la planta que le da vida a la famosa bebida mexicana, me hablaba de «los niños de Morelia», ni más ni menos que «los niños de la guerra», sobrevivientes de la cruenta guerra civil española, a unos los mandaron a Rusia, a otros a México, a Morelia. También tuve esta vez la oportunidad de conocer algo acerca de la distribución de libros gratuitos en «todo» el territorio mexicano. Imaginemos una camioneta cargada de libros, con tres ocupantes, saliendo temprano en la mañana de un poblado de Nararyt para recorrer caminos (senderos escabrosos entre las montañas, al borde de precipicios, no carreteras) interminables y solitarios… ¡durante catorce horas! para llegar hasta un pequeño núcleo poblado, donde hay una escuela.
¡Qué distintas son otras comunidades que viven en lugares tan apartados! ¡Qué realidad tan diferente! Ya pronto incursionaremos más en ese tema y hablaremos acerca del aprecio y amor a los libros que demuestra esa gente, los que los reciben y los que hacen milagros para que les lleguen.