Dos cofres de plata – El ‘monje aparecido’

Carballeira de San Lorenzo - Compostela

En este mismo lugar era donde hace casi seis siglos el monje sobreviviente del Convento de Menores del Bosque de la Condesa, Atanasio Dimitrius, procedente de un pueblo de la isla de Creta, rezó el rosario todas las tardes con los vecinos del lugar, durante los cuarenta años que vivió en soledad.

El médico ermitaño, Sebastián Igorra, que había donado toda su inmensa fortuna, vivía humildemente en una palloza, en el bosque. Aislado completamente durante un lago tiempo a raíz de una promesa consigo mismo, al haber perdido sus dos hijos en la guerra y enseguida quedar viudo, un acontecimiento ocurrido una noche de lluvia torrencial, Sigue leyendo

Eduardo Martínez Filgueira – «O Cañotas»

Eduardo Martínez Filgueira -O Cañotas- y su esposa Ramona Blanco Hermo - Polideportivo del Centro Gallego de Montevideo, 2003 - Entrega de la Vieira de Prata del Patronato da Cultura Galega

Dende os tempos da bisavoa de Eduardo Martínez, a súa familia materna era coñecida na bisbarra de Noia como Os Nateiros de Argalo. Ese alcume derivaba dende a época en que a bisavoa provía nata as docerías e pastelerías da vila de Noia. A el tocoulle en sorte que dende neno os seus pares o coñecesen ademais como O Cañotas.

El árbol de cerezas de don Cartagena era tan atractivo que algunos niños de Argalo lo visitaban de vez en cuando. Pero aquel día, a la hora de la siesta, el viejo Cartagena estaba escondido esperándolos. Al único que atrapó fue al benjamín, Eduardo. El dueño del árbol amenazó al chaval con que lo colgaría de las orejas si no decía quienes eran sus compañeros.

Ante a negativa pechada, Cartagena colleu o neno das orellas, levantouno no aire e abaneouno. Eduardo berraba pero non cedía, polo que o vello, sen soltalo, facía cada vez máis violento o abaneo e o neno cada vez berraba máis. De súpeto apareceu a dona do encolerizado vello Cartagena e díxolle: «Solta xa ese rapaz, non ves que é máis duro ca un cañoto?»

Los demás niños observaban desde cerca la escena, escondidos detrás de unos arbustos. Y fue así que desde entonces a Eduardo le quedó de alcume O Cañotas.

Ya no había podido concurrir a la presentación de «Catro historias de emigrantes» el invierno de 2009 en el Centro Gallego. La comunicación fue solo telefónica. Con gran ilusión y emoción me hablaba acerca de esa «historia» (breve) sobre su persona que quedaría plasmada en ese libro.

Otra vez en el invierno pero de este año conversamos por teléfono. En el mes del Apóstol el Centro Gallego tenía previsto hacerle un homenaje y me tocaba a mí el honor de decir unas palabras sobre su persona. En agosto me llamó nuevamente por teléfono… «Si salgo de esta, a comienzos del verano estaremos juntos en ese homenaje», me decía con gran optimismo… Fue la última vez que hablamos. El 16 de septiembre, el mismo día que su hija Concepción, que vive en España, se dirigía a Montevideo para pasar unos meses con sus padres Ramona y Eduardo, él ingresaba en el sanatorio.

Sufría de varias dolencias, difíciles de superar… Ochenta y cuatro años de lucha permanente. Nunca tuvo descanso. Si no era una cosa era otra. Siempre activo… hasta el final.

El sábado pasado, 23 de octubre, cerraba sus ojos para siempre, suavemente… como la paloma que viene volando a posarse en la hierba.

Querías deixar algo e… vaia si o deixaches!… Que descanses en paz.

El bosque de La Condesa – Dos cofres de plata y otros relatos

  • El bosque de La Condesa – Compostela
  • Una vieja corredoira fue convertida en una moderna avenida que atraviesa el bosque uniendo el Hospital, cerca de Vidán, con la carballeira de San Lorenzo y la Residencia Universitaria.

    Hace ya muchos años que el bosque de La Condesa comparte su espacio con el progreso. El Campus Universario lo invadió casi por completo. Por un lado es algo difícil de frenar, por otro, se recuperaron varios espacios verdes en Compostela y su periferia, El Pajonal O Paxonal entre otros… admirables. Casi podríamos decir que… ¿una cosa compensa la otra? Con agrado y dulce recuerdo puedo decir que tuve la fortuna de «vivir» a pleno ese casi mágico bosque situado muy cerca de la casa donde nací y viví durante trece años. Sigue leyendo

    Cajón del Maipo

    Cajón del Maipo - Cordillera de los Andes - Chile

    A veces la Naturaleza «nos deja» ganar una partida. Varios cientos de kilómetros al norte de este lugar, sobre la misma cordillera, el premio a la fe, la organización, la solidaridad y colaboración de muchos hizo que el acontecimiento de la mina San José, en el desierto de Atacama, tuviese un final feliz. Entonces pudimos decir que «hubo suerte». Otras veces, aún a pesar de un esfuerzo extremo, «ella» nos recuerda que el ser humano es insignificante. No haría falta que nos hiciera sentir su enojo. Simplemente, frente al Cajón del Maipo, o al Cabo Finisterre, o a la Antártida… un momento de reflexión es suficiente para que el hombre se sienta minúsculo. Sigue leyendo

    El mojón del Cabo Polonio

    Cabo Polonio - Rocha - Uruguay

    En ese preciso lugar de la fotografía se encontraba el mojón que dividía el territorio de los imperios. Al norte pertenecía a Brasil, hacia el sur a España. Ese símbolo no se destruyó, se conserva tal cual en la Fortaleza de Santa Teresa, unas diez leguas hacia el norte.

    Pero, insisto, a pesar de lo atrapante del acontecimiento histórico, lo que me impresionó en ese momento de la visita fue el detalle social. En media hora podría visitar el interior del faro, el museo de la armada… ¡interesantísimo!… «para otra vez será». Algo me movió hacia el pueblo Sigue leyendo

    Cabo Polonio

    Cabo Polonio - Uno de los confines del Cono Sur

    Hace muy pocos días, después de casi cincuenta y siete años de vivir en el lugar que «me marcó el destino», me encontré por primera vez de pronto en otro de los confines del mundo… Cabo Polonio. Pronto les contaré cual fue la impresión que me causó la observación durante tan solo una hora de estadía, sobre el aspecto que acaparó mi atención, tal vez el menos comentado… el humano.

    Ese fin de semana de septiembre estábamos trabajando en el Congreso de Profesores de Biología. El lunes tenían trabajo de campo en el Cabo Polonio, madrugaron, salieron a las siete de la mañana. Nosotros nos acercamos hasta allí a eso de las diez. Sigue leyendo